Andar por la vida sin cuestionar nuestras creencias, es como andar con un collar de melones puesto (todo el día).
Qué es lo que hoy le da sentido a tu vida? Me refiero a algo que dependa completamente de vos y te genere satisfacción o tranquilidad.
Muchas veces pensamos que cuando pase determinada situación, obtenga algo o cumpla una meta, voy a ser felíz.
¿Dijiste alguna vez:
- «cuando pase esta cuarentena, ¡voy a recuperar mi vida!»
- «cuando tenga mi propia casa ¡voy a hacer lo que quiera!»
- «cuando tenga a mi bebé ¡voy a ser la persona más feliz del mundo!»
- «cuando conozca París ¡me voy a sentir realizada!»
- «cuando renuncie a la empresa ¡voy a estar tranquila y feliz!»
… Y, ¿lograste alguno de tus objetivos o te aseguraron tu felicidad?
¡Cuantas veces pensamos que el “afuera” va a resolver nuestras incertidumbres y dudas, o que nos generará más seguridad, confort y finalmente felicidad!
Con el paso del tiempo vamos verificando que cuando logramos lo que queremos, volvemos a tener un nuevo deseo u algo que nos falta y otra vez sentimos que no somos felices.
Estas experiencias nos hacen pensar en la posibilidad de que la felicidad o bienestar dependa únicamente de mi, de mis comportamientos, de mis creencias, de las emociones que genero.
Si vivo acuerdo a lo que elijo (sin condicionantes), a lo que me motiva, a mi propósito, en consecuencia siento paz y armonía.
Elegir sin cuestionamientos:
Aquí está la clave. Somos seres que vivimos en comunidad y estamos sumergidos en un sistema.
El primer sistema que nos afecta es el familiar, dentro del cual vamos aprendiendo e incorporando información y conceptos desde que estamos en la panza de mamá hasta los siete años de edad aproximadamente.
En esta etapa de nuestra vida conformamos nuestro paradigma, mapa o modelo mental. Es decir que comenzamos a tener un conjunto de creencias que nos permiten observar el mundo de determinada manera y actuar en él de acuerdo a como queremos DUDA que son las cosas o como deberían ser.
Es importante resaltar que también se nos transmiten valores. Estos son creencias arraigadas sobre lo que es correcto, apropiado y está bien.
Además, nos ayudan a modelar nuestro carácter y nuestra forma de actuar si queremos ser valiosos para nosotros mismos y útiles para la sociedad.
Para cada persona, un mismo valor puede tener diferente significado según la interpretación de cada uno. Por ejemplo, para mi la libertad es un valor fundamental porque implica que “siendo libre puedo elegir”, mientras que tal vez para otro “es libre quien no va a presión”.
Cuando comprendemos que NO SOMOS NUESTRAS CREENCIAS O VALORES, sino que podemos flexibilizarnos y permitirnos cuestionar nuestros pensamientos, comenzamos a «liberarnos del peso» de sostener las creencias familiares sólo con el afán de «pertenecer».
Declarar quien quiero ser, cuales son mis valores fundamentales y comprender que somos seres en constante cambio con posibilidad de ejercer ese cambio también dentro de nuestro entorno, nos brinda la chance de vivir alineados a nuestra misión.
Generando el hábito de estar presentes, escucharnos y escuchar al otro de manera atenta, podemos comenzar a pensar “fuera de la caja”.
Nuestro paradigma mental está en nivel inconsciente por lo que la mente sola no alcanza, debemos incluir las emociones y el corazón, para modificar las creencias que nos limitan.
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